Las propuestas de la suiza de 33 años, llegan a todos a través de las redes sociales. También vende sus grabaciones sin censura en internet. Con ellas, asegura, busca la igualdad de género a partir de "algo tan natural" como la desnudez.
"La línea entre arte y porno siempre ha sido muy difusa", reconoce ella misma a Verne, sin sentirse ofendida por aquellos que consideran sus performances grabadas como un mero negocio sexual.
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